miércoles, 5 de agosto de 2009

Que bueno que ocurrio

Hace poco vinieron por aquí mis papas y su partida nos dejo un gran hueco. Nos recordó lo importante que es la familia en el bienestar del ser humano. Confirmo que nuestro lugar no está lejos de nuestros seres queridos.
Todo comenzó de una forma no muy grata pues nuestro tren se retraso y eso haría que llegáramos a tiempo. Aquí la muestra del panel electrónico indicando el atraso de 33 min de nuestro tren (en rojo hasta arriba del panel electronico en el tren en direccion de brussels midi).



Y que pena fue no llegar a tiempo, ya que no vimos salir a los papas y peor, los pobres tuvieron que comenzar a preocuparse, pues no nos encontraban y en esos momentos el tiempo se hace eterno. Cuando llegamos a la distancia vi a mi papa, el mismo de siempre, con ese porte tan característico en el. Acto seguido nos guio hacia donde estaba mi mama. Ella, acalorada como siempre, soplándose con su abanico mirando en todos direcciones buscando al ser amado que hacia tanto tiempo no veía en persona. Cuando nos vio, su cara de incertidumbre sufrió una metamorfosis. Se convirtió en esa cara que solo las mujeres tienen para con sus hijos. Después de las explicaciones y primeros contactos, siguió la atención al nieto. Papa hizo el gesto y JM accedió sin pensarlo, se fue a los brazos de su abuelo.



Después, nos dirigimos al tren para regresar a la casa. En el trayecto nos dispusimos a comentar sobre su experiencia en el viaje. La falta de comprensión del aduanero, quien no entendió nunca a donde se dirigían mis papas y les sello su pasaporte en un gesto de desesperación, de las azafatas más amables que encontraron en su segundo vuelo, de los niños que tuvieron como misión en el vuelo trasatlántico no dormir y quienes estaban sentados al frente de ellos. En casa se encargaron de entregarnos una serie de obsequios, de los cuales JM fue quien más disfruto su docena de elefantes.



Dice el refrán no llores por que termino, sonríe por que ocurrió. A dios le digo que bueno que ocurrió.

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