miércoles, 10 de marzo de 2010

La jungla

En la clase de JM hoy me toco vivir lo que vive mi hijo en el día a día en la escuela. De un lado unos niños pelean por el control de los libros, por el otro, otro más pelean por el control del mini mercado de legumbres. Hoy los que ayer eran enemigos realizan alianzas estratégicas para controlar juntos la zona de garajes de autos.

En el centro unos pocos juegan con juguetes clasificados, por las masas, como sin interés pese a que son entretenidos. Ahí siempre se refugia Tim con su mama y ahí se queda aislado. En otra esquina esta Margote con una cara de impresión de ver a todos disputándose hasta la escoba para barrer. La pobre tiene cara de asombro o espanto, no lo puedo definir, el caso que no se integra mucho y que queda en una esquina chupándose el dedo y abrazando su trapo.

Mientras todos pelean las profesoras platican y toman fuerzas para la jornada que está a punto de comenzar. JM se intenta integrar pero quienes ayer jugaban con el hoy lo rechazan y le dicen que no puede jugar con su juguete y actividad favorita, cosa con la que no estuvimos de acuerdo. Como buen mediador imparcial aclare que “en la escuela todos podemos jugar y debemos compartir”. Aceptaron esto pero en cuanto llego una chiquilla a jugar fue expulsada a golpes, no por JM pero si por los otros tiranos dueños considerados los dueños de la mesa. Volví a intervenir y Oceane fue aceptada pero oh sorpresas que da la vida, en cuanto dejo de ser huésped ella comenzó a quitarle las cosas a JM y a los demás con un vigor que género las lágrimas del pobre JM que no sabía por qué le quitaban sus cosas. Y después todos pelearon por el control de la caja de pines de colores y al final convencí a JM que era mejor buscar otra actividad ya que el había terminado de arreglar su lugar y el pleito de los demás no era su problema.

Fuimos a buscar el distintivo que pegan en un panel de colores, cada niño tiene su foto pegada y es una forma de decir presente. Pero oh mala fortuna la nuestra ya que Y van, uno de los dueños de la mesa de pines de colores, se nos adelanto y cerró el paso a JM para buscar su distintivo. Volví a intervenir y en eso estaba cuando JM acaparo el cesto con los distintivos. Eso igual era un injusticia a sí que puse el cestito al centro de los dos niños, sin embargo Yvan se mostro poco agradecido y corrió con el cesto. Muy enojado lo fui a alcanzar y a mi regreso vi que JM no dejaba de llorar. EL pobre simplemente estaba muy sensible el día de hoy y al parecer poca tolerancia tendría para este tipo de incidentes. Al final llego el momento de partir. Y en mi camino vi un grupo peleando por la caja de los libros, otros más por las cajas de colores, otros más tirando lo ya acomodado. Al fondo JM y otros niños ya sentados esperando las instrucciones de la profesora. JM alcanzo a mandarme un beso pero entre tanto jaloneo creo que solo esperaba mi partida para ver en que disputa se integraría.

Definitivamente es la mismísima jungla donde la ley del más fuerte se aplica para salir adelante.

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