sábado, 15 de septiembre de 2007

Del 6 al 10. Una semana de pura diversion

Llego la penultima semana de nuestra estadia en Puebla y para no variar estuvimos de casa en casa, comiendo por aqui y por alla, y aprovechando hasta el ultimo minuto de la compañia de nuestras familias. Mi mama hizo sus famosos chiles jalapeños capeados rellenos de atun. Todos los dias me comi una torta de esos chiles.



Caminamos por Puebla uno que otro dia y vaya que nos hizo bien ver nuestra ciudad de nuevo. No ha cambiado mucho, cierto que hay muchos centro comerciales nuevos pero la escencia sigue siendo la misma. Sobre todo cuando uno camina por la zona del centro historico.






Y bueno caminando por Puebla y con la intención de comprar algunos recuerdos tipicos de la ciudad terminamos en el mercado del Parian, donde más?. JM andaba bien dormido pero en cuento comenzamos las compras despertô y controlar su impetu por tocar todo fue dificil.



Y de ahi no habia mas que seguir el camino que te lleva a una de las paleterias mâs tradicionales de la ciudad. Jose comió una de piñon, yo y JM una de fresas con crema. Aprovechamos la cercania del teatro principal para sentarnos y comer la paleta tranquilamente y fuimos a sacar una copias.


De ahi nos fuimos al centro de convenciones, por cierto remodelado, y ahi nos encontramos con mi papá. Lo más nuevo? un centro comercial, en el cual hay una casa de juegos, al que esta prohibido sacar fotos. Los jardines siguen siendo expectaculares y muy usados para fotos de recuerdo de matromonios, 15 años, etc.


Finalmente, aprovechamos uno de esos dias para salir cada quien con sus cuates. Jose se quedo con JM y yo me fui con mi papa y mi primo Raul a tomar unos cuantos tragos a un antro muy recomentable llamado la Matraca. Se encuentra justo en contra esquina de la catedral de Puebla. Llegamos a la hora feliz, habia 2x1, y pues las 3 de regla rapidamente pasaron a ser 6. Y de tardeada paso a ser trasnochada. Y ya entrados en copas, no muchas, que llamo a mi mama y hermanas para que fueran a alcanzarnos, pues era la ultima oportunidad que tendriamos de divertirnos en un antro. Ademas, la musica estaba muy buena y la noche prometia. LLegaron mis hermanas y mama y la verdad la pasamos de lujo. Veronica, quien canta en el coro normalista, fue obligada a subir al escenario y canto una que otra cumbia. Fue un exito rotundo, la aclamaron y la hicieron cantar otra cancion. Al final pasamos a dejar a Raul y de ahi a cenar unos tacos de bistek, creo que comi como 10.

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